jueves, 7 de julio de 2011

CÓMO TRATAR CON LA TENTACIÓN


INTRODUCCIÓN:

Génesis 3:16 Como en otros asuntos de la existencia humana, Génesis arroja luz sobre la primera experiencia de tentación. Sin duda la humanidad (lo que quiere decir tú y yo) actúa con un impulso autodestructivo y de auto derrota. ¿De dónde viene eso? Aún más importante, ¿cómo podemos reconocer la forma en que ese impulso llega a nosotros? El primer ejemplo de la tentación nos proporciona algunas pistas permanentes de la dinámica que puede llevar a la desintegración personal. Hemos de aprender de nuestros primeros padres algo sobre la tentación y cómo evitar sus efectos devastadores. Hay un proceso que se observa en la primera tentación. Debemos aprender de la observación de ese proceso.

  1. LA TENTACIÓN EMPIEZA CON UNA ATENCIÓN QUE NO DEBE SER PRESTADA

La tentación empieza al hacer objeto de atención a algo que no la merece. Eva debería haber sentido inmediatamente que algo no iba bien cuando le habló una serpiente. Aquello trastornaba el mismo orden de la creación. Debemos reconocer primero la tentación en aquello que trastorna el orden y la responsabilidad de nuestras vidas.

No debemos prestar atención debido a la astucia del tentador. El es sin duda "astuto" (vers. 1). La palabra sugiere aquello que es hipócrita, sutil, marrullero, insidioso y maligno. Es experto en no parecer lo que es en realidad. Desde el principio debemos comprender que sus observaciones no son lo que parecen y deben ser examinadas con cuidado. Ningún simple humano ha resistido nunca su malignidad, ni puede hacerlo sin su ayuda. El es sin duda capaz de transformarse en ángel de luz.

No debemos prestar ninguna atención a causa de la estrategia del tentador. Su estrategia nunca es frontal o evidente. En principio es siempre un ataque solapado, un caballo de Troya que promete un obsequio pero esconde muerte. Empezó su primera tentación con una discusión amable sobre la naturaleza de Dios: "¿De veras Dios os ha dicho...?" No es una negación de la verdad. Es una declaración hipócrita e insinuante. Simplemente sugiere que Dios pudo no querer decir lo que en realidad dijo. "Ni siquiera el mismo Dios querría privar de algo tan bueno como el árbol a alguien tan merecedor como Adán y Eva."

No obstante el tentador se traiciona. Llama al Creador "Dios". No usa la palabra Señor Dios (Jehová Dios en otras versiones) Para el tentador, Dios es una figura remota que no se interesa realmente por lo que Eva haga con el árbol en el jardín. De manera que su primer error fue prestar atención a sus palabras.

  1. LA TENTACIÓN CONTINÚA CON UNA CONVERSACIÓN QUE NO DEBE SER MANTENIDA.

La atención se convierte en conversación. Eva se movió hacia el objetivo de la serpiente en el mismo momento en que empezó a hablar con ella. En su tentación, el Señor Jesús no habló con el diablo; le hizo frente con la palabra de Dios. Hay cosas que nunca se deben decir.

Cuando hablamos con el diablo, minimizamos a Dios. Minimizamos la bondad de Dios. La declaración de Eva respecto a la prohibición de Dios limita la generosidad real de Dios. Dios dijo al hombre: "Puedes comer de todos los árboles del jardín" (2:16). En labios de Eva esta la generosidad se minimiza (3:2). Empezamos a minimizar el carácter de Dios. Eva deja repentinamente de usar Señor Dios y usa la palabra simple "Dios", que emplea el tentador. Al añadir las palabras "ni lo toquéis" (v.3), insinúa que Dios es demasiado exigente, restrictivo y estricto. Bajo la llama de la tentación, te hallarás poniendo en duda el carácter de Dios si tratas de ceder a la tentación. Te dirás a ti mismo: "Dios no tiene derecho a ser tan estricto y restrictivo." A veces minimizamos el mandato de Dios. El lenguaje de Eva al citar el mandato de Dios "ciertamente morirás" (2:17) , suaviza la prohibición del lenguaje original. Sugiere alguna duda de que un resultado tan desastroso pueda o no ocurrir como resultado de un acto tan trivial.

Por otro lado, cuando entablas un diálogo con el tentador él criticará el mandato de Dios. "Ciertamente no moriréis." Va desde la insinuación a la afirmación directa. Una vez administrado el narcótico del escepticismo, se lanza una auténtica negación. Dios no quiere decir lo que dice, según el diablo. Entonces pone en duda el carácter de Dios. Dios actúa motivado por los celos (v..5), "Dios sabe que la vida será más plena, más independiente e incluso más estimulante si coméis del fruto" (palabras del autor).

Sólo queda ya un paso para que el adversario comprometa la verdad sobre Dios. Una media mentira servirá bien al tentador. "Vuestros ojos serán abiertos." Sugiere que ellos verán realmente todo lo que concierne a la vida. Adán y Eva pensaron que era un buen negocio, pero todo lo que vieron es que estaban desnudos. Lo que vieron era sólo su propio remordimiento y culpabilidad. El diablo les había engañado con una media verdad. Ellos verían en realidad algo nuevo. Lo nuevo resultó ser su propia culpa.

  1. LA TENTACIÓN PRODUCE UNA ACCIÓN QUE NO DEBE SER LLEVADA A CABO

El final de la historia es casi una reflexión. El enemigo había ganado la batalla cuando captó la atención de Eva y habló con ella. La serpiente se retira y no dice una palabra más. El acto de tomar el fruto se podía dar por hecho.

En esto se basa la lección real. La tentación nos derrota antes de que tenga lugar la acción, si prestamos atención y entramos en conversación la defensa segura es no prestar atención a lo que está fuera de los planes de Dios para nuestras vidas y no entrar en diálogo mental con el diablo sobre el carácter de Dios y sus mandamientos.

Las palabras de Santiago constituyen el mejor comentario de todo el relato: "Cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión. Luego la baja pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez llevado a cabo, engendra la muerte" (Stg. 1:14,15).


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