"Para iluminación del conocimiento de la gloria de
Dios en la faz de Jesucristo"."
A CAUSA del pecado, el hombre quedó
separado de Dios. De no haber mediado el plan de la redención, hubiera tenido
que sufrir la separación eterna de Dios, y las tinieblas de una noche sin fin.
El sacrificio de Cristo permite que se reanude la comunión con Dios.
Personalmente no podemos acercarnos a su presencia; nuestra naturaleza pecadora
no nos permite mirar su rostro, pero podemos contemplarlo y tener comunión con
él por medio de Jesús, el Salvador.
La "iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios"iluminación del conocimiento de la gloria de Dios" se revela
"en la faz de Jesucristo"."en la faz de Jesucristo"."Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo"."Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al
mundo".2 Cor. 4: 6; 5: 19.* "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros. . . lleno de gracia y de verdad". "En él estaba la vida, y la vida era
la luz de los hombres".Juan 1: 14, 4.*Juan 1: 14, 4.*La vida y la muerte de
Cristo, precio de nuestra redención, no son para nosotros únicamente una promesa
y garantía de vida, ni tan sólo los medios por los cuales se nos vuelven a abrir
los tesoros de la sabiduría, sino una revelación de su carácter aún más amplia y
elevada que la que conocían los santos moradores del Edén. (Nota: 2 Cor. 4: 6;
5: 19.* "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. . . lleno de
gracia y de verdad". "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres".)
"Y al par que Cristo abre el cielo al hombre, la vida que
imparte abre el corazón del hombre al "cielo. El pecado no sólo nos aparta de
Dios, sino que destruye en el alma humana el deseo y la aptitud para conocerlo.
La misión de Cristo consiste en deshacer toda esta obra del mal. El tiene poder
para vigorizar y restaurar las facultades del alma paralizadas por el pecado, la
mente oscurecida, y la voluntad pervertida. Abre ante nosotros las riquezas del
universo y nos imparte poder para discernir estos tesoros y apropiarnos de
ellos."
Cristo es la luz "que alumbra a todo hombre".Cristo es la luz
"que alumbra a todo hombre".Juan 1: 9.* Así como por Cristo tiene vida todo ser
humano, así por su medio toda alma recibe algún rayo de luz divina. En todo
corazón existe no sólo poder intelectual, sino también espiritual una facultad
de discernir lo justo, un deseo de ser bueno. Pero contra estos principios lucha
un poder antagónico. En la vida de todo hombre se manifiesta el resultado de
haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Hay en su naturaleza
una inclinación hacia el mal, una fuerza que solo, sin ayuda, él no podría
resistir. Para hacer frente a esa fuerza, para alcanzar el ideal que en lo más
íntimo de su alma reconoce como única cosa digna, puede encontrar ayuda en un
solo poder. Ese poder es Cristo. La mayor necesidad del hombre es cooperar con
ese poder. ¿No debería ser acaso esta cooperación el propósito más elevado de
todo esfuerzo educativo? (Nota: Juan 1: 9.* Así como por Cristo tiene vida todo
ser humano, así por su medio toda alma recibe algún rayo de luz divina. En todo
corazón existe no sólo poder intelectual, sino también espiritual una facultad
de discernir lo justo, un deseo de ser bueno. Pero contra estos principios lucha
un poder antagónico. En la vida de todo hombre se manifiesta el resultado de
haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Hay en su naturaleza
una inclinación hacia el mal, una fuerza que solo, sin ayuda, él no podría
resistir. Para hacer frente a esa fuerza, para alcanzar el ideal que en lo más
íntimo de su alma reconoce como única cosa digna, puede encontrar ayuda en un
solo poder. Ese poder es Cristo. La mayor necesidad del hombre es cooperar con
ese poder. ¿No debería ser acaso esta cooperación el propósito más elevado de
todo esfuerzo educativo?)
"El verdadero maestro no se satisface con un
trabajo de calidad inferior. No se conforma con dirigir a sus alumnos hacia un
ideal más bajo que el más elevado que les sea posible alcanzar. No puede
contentarse con transmitirles únicamente conocimientos técnicos, con hacer de
ellos meramente contadores expertos, artesanos hábiles o comerciantes de éxito.
Su ambición es inculcarles principios de verdad, obediencia, honor, integridad y
pureza, principios que los conviertan en una fuerza positiva para la estabilidad
" y la elevación de la sociedad. Desea, sobre todo, que aprendan la gran lección
de la vida, la del servicio abnegado."
"Cuando el alma se amista con
Cristo, y acepta su sabiduría como guía, su poder como fuerza del corazón y de
la vida, estos principios llegan a ser un poder vivo para amoldar el carácter.
Una vez formada esta unión, el alumno encuentra la Fuente de la sabiduría. Tiene
a su alcance el poder de realizar en sí mismo sus más nobles ideales. Le
pertenecen las oportunidades de obtener la más elevada educación para la vida en
este mundo. Y con la preparación que obtiene aquí, ingresa en el curso que
abarca la eternidad."
En el sentido más elevado, la obra de la educación
y la de la redención, son una, pues tanto en la educación como en la redención,
"nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo", "por cuando agradó al Padre que en él habitase toda plenitud".En el
sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención, son una, pues
tanto en la educación como en la redención, "nadie puede poner otro fundamento
que el que está puesto, el cual es Jesucristo", "por cuando agradó al Padre que
en él habitase toda plenitud".1 Cor 3: 11; Col 1: 19.* (Nota: 1 Cor 3: 11; Col
1: 19.*)
"Aunque en condiciones distintas, la verdadera educación sigue
siendo, de acuerdo con el plan del Creador, el plan de la escuela del Edén. Adán
y Eva recibieron instrucción por medio de la comunión directa con Dios; nosotros
contemplamos la "iluminación del conocimiento de su gloria" "en el rostro de
Cristo.
Los grandes principios de la educación son inmutables. Están
"afirmados eternamente y para siempre"afirmados eternamente y para siempre"Sal.
111: 8.*32 (Nota: Sal. 111: 8.*, porque son los principios del carácter de Dios.
El principal esfuerzo del maestro y su propósito constante deben consistir en
ayudar a los alumnos a comprender estos principios, y a sostener esa relación
con Cristo que hará de ellos un poder dominante en la vida. El maestro que
acepta esta meta es verdaderamente un colaborador con Cristo, y con Dios. )
"Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron". "
Por
Elena G. de White
En La Educación en Capítulo 4.